Si te acabas de mudar a un chalet o bien, a una comunidad de vecinos y te gustaría cambiar el color de la fachada del edificio, sigue leyendo porque hoy hemos venido a traerte unos consejos sobre el tema. En efecto, hoy hemos decidido ayudarte para que tu fachada luzca sobre las demás de tu barrio.
Y es que, a la hora de contratar un servicio de rehabilitacion de fachadas, si no se cuenta con los verdaderos profesionales, se puede incurrir en unos errores que es mejor evitar. Afortunadamente, hay empresas como Proliser que son líderes en este mundillo, por lo que si estás decidido en seguir con tu proyecto, ya sabes: no contactes la primera empresa que encostres en internet, confía solamente en los expertos.
Dicho esto, seguimos con nuestros consejos. ¡Vamos allá!
Consejos número 1: elige tres colores como mucho
Al igual que pasa con la ropa, utilizar muchos colores diferentes es, a menudo, contraproducente. Bien, con tu fachada pasa lo mismo. Por lo tanto, es inútil que intente combinar muchos tonos diferentes para las fachadas de tu edificio. Nosotros te aconsejamos que te decantes por dos o, como mucho, tres colores diferentes y que le des más importancia a uno de ellos. Sin contar que, si vives en una comunidad de vecinos, raro sería que a todos le gustasen los mismos tres colores.
Consejo número 2: juega hábilmente con los colores que has elegido
Bien, una vez que hayas elegido tus colores y hayas comprobado que casan bien juntos, vas a tener que esforzarte para decidir cómo pintar las fachadas. Una idea interesante sería la de pintar el edificio con colores más fuertes y las fisuras de un color más neutro.
Y si ¿quieres invertir el orden? Prueba pero lo más seguro es que también funcionaría.
Y si ninguna de estas dos ideas te convence, te dejamos otra opción: puedes pintar la primera planta de un color, la segunda de otro y volver a repetir el proceso por todas las plantas del edificio. Si el tuyo es un edificio bajito, esta última propuesta podría ser la adecuada ya que ayudaría a que la estructura parezca más alta de lo que es.
Consejo número 3: párate a pensar en la orientación del edificio
Parece una minucia pero no lo es. De hecho, deberías elegir el color de tu fachada, considerando la exposición del edificio a la luz del sol. Y es que, para una exposición prolongada se prefieren colores claros (evita el blanco, que se ensucia muy fácilmente).
El porqué es muy simple: para empezar, una exposición prolongada y frecuente a la luz del sol, quitará el brillo al color; además, los colores obscuro, aparte de atraer el sol, atraerán el calor, por lo que puede ser un gran problema en verano (aunque quizás un alivio en invierno).
Consejo número 4: ¿te lo has pensado bien antes de empezar a pintar?
Intenta no elegir un color muy fuerte o muy peculiar, ya que no podrás hacerte una idea exacta de cómo quedará hasta que esté puesto y seco. Y es que, la aplicación de los colores a gran escala a veces pueden traer consigo sorpresas desagradables y sería una lástima que, una vez empezado el trabajo, nos diésemos cuenta de que no nos gusta.
Por suerte, no se trata de algo irreparable, aunque sí, más caro.
Dicho esto, antes de pintar el edificio, habrá que reparar posible grietas, fisuras, cornisas que estén rotas, etc. La empresa que mencionamos antes, podrá ayudarte con todo lo que concierne la restauración de fachadas.